Siempre hay flores para el que desea verlas. Henri Matisse |
Daniel Sánchez Ortega Creación formidable. Un amarillo de ventisca sobre la policromía, casi fauvista, de un paisaje humanizado. La ventisca no es aquí la tormenta de nieve en la empinada montaña o en las llanuras septentrionales de Asia. como mucho se asemeja a la tormenta de arena del desierto, únicamente que domesticada en La Mancha. Esto es lo que me sugiere a bote pronto.